Para el proyecto Agua y Tierra se toma referencia de Theodor Schwenk, quien en su libro El Caos Sensible (2009) hace una descripción detallada de la importancia del agua en el ecosistema, mostrándonos como el agua disuelve lo sólido -la tierra, los minerales- extrayendo de ella los nutrientes necesarios para las plantas y los seres vivos . Del mismo modo nos da a conocer la erosión que provoca sobre la tierra y los relieves y formas que el agua provoca en su recorrido y como su fuerza puede mover cantidades de tierra y de vida que deposita a lo largo de su trayecto.
Desde este análisis se elaboran diferentes relieves en planchas de arcilla, con el propósito de desvelar esa orografía oculta que habitualmente la masa de agua, que la cubre, no nos permite observar.
Para comprender la colaboración del agua con la tierra, no sólo tenemos que tener en cuenta su actividad de triturar y disolver, sino también su capacidad de depositar, remover y ordenar los materiales que ha pulverizado y transportado (Schwenk, 2009: 77).
En paralelo se realiza una serie de ensayos en los que se pretende recrear la experiencia que, tal vez, el hombre prehistórico experimentó al extraer cierta tierra humedecida que podía modelar con sus manos. Aquellos primitivos humanos pudieron comprobar, además, que, al secar la arcilla mantenía su forma y, seguramente por casualidad, descubrieron que, por proximidad al fuego, el barro adquiría propiedades de solidez y durabilidad que permitían el empleo funcional de aquellos primeros objetos cerámicos.
La arcilla se compone de pequeñas láminas unidas por una carga eléctrica. Al añadirles agua, las láminas se deslizan unas sobre otras sin deshacerse y se vuelven plásticas, maleables. Si el agua se evapora, las láminas se unen y la arcilla encoge y se endurece... (Wilhide y Hodge, 2018: 31)
En este proyecto y con el propósito de evocar este proceso natural, se experimenta con las cualidades y texturas de la arcilla: como rompe, fragmenta y se deshace. El fuego completa el proceso y por cocción estabiliza el material que transformamos en piezas cerámicas. No hay una intención de significar la forma o función en estos ensayos, el objetivo es presentar la textura de la arcilla para poder tocarla con la vista. Aunque es un material humilde, la arcilla nos evoca tierra y de algún modo nos conecta con la naturaleza.
Tres relieves en arcilla roja sin cocer. 28 x 17 cm aprox. cada una.
El agua, a su paso genera volúmenes que habitualmente no podemos apreciar por la superposición visual del agua. En estas planchas se muestra la erosión y sedimentación que provoca la fuerza del agua sobre la superficie de la tierra: desde su nacimiento, su paso por los surcos de los ríos, hasta su salida al mar.
Cuatro relieves en arcilla roja sin cocer.
8 x 19 cm aprox.
Cerámica en arcilla roja. 10 x 10 x 10 cm aprox. cada una.
En paralelo a los relieves se experimenta con las cualidades y texturas de la arcilla: como rompe, fragmenta y se deshace. No hay una intención de significar la forma en estos ensayos, el objetivo es presentar la textura de la arcilla para poder tocarla con la vista. Se realiza, además, una pieza en mayor grosor y tamaño a la que se aplica una torsión, lo que permite ver en detalle su estructura, textura y fisuras.
Cerámica en arcilla roja. 37 alto x 30 ancho x 17 fondo, grosor 3 cm. Conjunto instalativo.