Desde la pausa y sin expectativas, observo y participo en la naturaleza, formo parte de ella. En estas palabras de François Cheng acerca de la pintura china taoísta identifico mi mayor aspiración: “(...) la pintura no puede conformarse con reproducir el aspecto exterior del mundo; debe recrear un universo nacido a la vez del aliento primordial y del espíritu del pintor” (2008: 171). Como Han recoge: “No tenemos acceso a la realidad, que solo se revela a una atención contemplativa” (2023: 22), de esta contemplación y conexión, extraigo e integro las experiencias con las que construyo mi cuerpo de trabajo. El paisaje representado, sintetizado ó imaginado es la temática central de mi pintura y, con una actitud de juego y experimentación, enfrento un proceso creativo que se libera de la representación formal y me permito un lenguaje abstracto donde la mancha, la línea y el color adquieren un significado personal y evocan o sugieren paisaje.
Para el proyecto Fluir. La importancia del agua para la vida, se ha investigado a los artistas taoístas que mantienen la comunión con el medio natural; se ha ahondado en el pensamiento de los especialistas Luis Racionero y François Cheng; y se ha llevado a cabo una indagación y exploración práctica siguiendo las directrices de la pintura china taoísta en su concepción, tomando como referentes a pintores como Zhan Daqian ó al contemporáneo Wou Ki. En este proyecto no se busca una representación figurativa. Se utiliza un lenguaje abstracto con referentes ya interiorizados como Kandinsky o Rothko. Fluir -como actitud- supone dejarnos llevar, acompañar un proceso sin contención, un modo de estar que asociamos con la imagen mental del agua en la naturaleza. Una posición personal de calma abre un espacio a un proceso de experimentación, en la que apenas es necesaria una concepción racional o intervención. En coherencia con esta actitud, la metodología aplicada en esta serie se basa en el juego y el azar, así como en la observación y la exploración de las técnicas pictóricas al agua. Los medios y materiales preferentes son las acuarelas líquidas disueltas en agua, en mayor o menor proporción, sobre papel. Se utiliza una paleta limitada de colores: el amarillo y el azul, cuya mezcla se fusiona en verdes, evocando el agua y el paisaje.
Para desarrollar esta propuesta y desde una actitud de pausa, se preparan los medios y materiales sobre el suelo y los pliegos de papel se superponen sobre un fieltro, de este modo es posible pintar con espacio amplio para moverse. Se aplica la pintura mediante vertido con objeto de derramar, observar la mezcla de los colores y su dilución con el agua. Una vez aplicada la pintura, apenas con el movimiento del soporte (normalmente papel) se conduce este líquido de color hasta la aparición de manchas que sugieren el agua y el verdor de la naturaleza. De este proceder, casi meditativo, deviene una secuencia plástica que sugiere el movimiento del agua en los cauces de los ríos. El vacío se integra en estas composiciones, ya sea porque se dejen zonas sin pintar en el papel o porque se reserven espacios con una dilución de médium blanco en agua. El empleo del médium, que por coherencia con el proceso se derrama de la misma forma que la pintura, supone un modo de experimentación con el blanco, con el vacío. Adicionalmente, para retirar el exceso de agua o pintura se superponen pliegos amplios de papel de arroz o de estraza que, tras ser retirados, muestran una estampación con otras posibilidades gráficas o plásticas. De hecho, superponer estos papeles para adherir o arrastrar la mancha de color ofrece una experiencia y resultado inesperados.
46,5 x 60,5 cm.
49,5 x 69 cm.
70 x 50 cm.
65 x 50 cm.
37 x 29 cm
32 x25 cm
22 x 45,5 cm
68 x 49 cm
Medidas aprox 69,5 x 140 cm.
104 x 110 cm
104 x 156 cm